Como
les dije antes, Gabriel era el guardavida de la pileta del hotel, en las
vacaciones en que inesperadamente hice cornudo a Emilio. Así que nos cruzábamos
a cada rato, cuando íbamos con mi marido a la playa, o regresábamos, cuando
almorzábamos al mediodía, o cuando iba sola a las dos de la tarde a la pileta,
porque Emilio siempre se quedaba a dormir la siesta. En verdad ni lo había
notado
↧