—Ay, no, cornudo, no entendiste nada…
—¡Zara,
no me digas cornudo delante de nuestro hijo…!
—No
pasa nada, Celino, ya está acostumbrado… Si siempre escucha que todos te dicen
así.
—No,
todos no. Solamente don Perno… Bueno, y Emmanuel, el hijo de don Perno… Y don
José… Ah, y Botellón, también. Y el Indio, claro… Y Antonio, el de la parrilla… Y los amigos de
Buenos Aires de Emmanuel…
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